Pamukkale: un día en el castillo de algodón, el spa de los antiguos romanos.

Previo a nuestro viaje de 8 días por el Mediterráneo turco, nos dimos una escapada a la famosísima Pamukkale (castillo de algodón en turco), este lugar ubicado en la provincia de Denizli, es especial por donde lo mires. Sus peculiares fuentes de aguas termales que bajan en cascada por las montañas y que parecieran de nieve o sal, son en realidad de piedra caliza y travertino. Estas piscinas termales fueron formadas hace miles de años a cauda de los terremotos que hicieron brotar aguas termales en lo alto de la montaña y que al ser arrastradas junto a una importante cantidad de minerales como caliza de creta y bicarbonato de sodio formaron, poco a poquito, estas maravillosas terrazas.

Pero en esta zona no solo se podrán deleitar de este espectáculo visual y bañarse un poco en sus aguas, sino también se puede visitar los restos de una antigua ciudad greco-romana llamada Hierápolis, que fue levantada hace unos 2 mil años en la parte alta de la colina. Este recinto arqueológico fue pensado como lugar de descanso y retiro de los romanos, quienes al encontrarse con las aguas termales se les ocurrió la gran idea de utilizarlo como una especie de spa o centro médico, de esta manera curaban sus males y sus corazones.

 Nosotros llegamos a Denizli muy temprano por la mañana en un vuelo desde Estambul. Ya en el aeropuerto tomamos el servicio de buses que nos llevó hasta la estación de buses interprovinciales de la ciudad (Denizli Otogarı) y allí, luego de dejar nuestras maletas en el servicio de guardia, bajamos al sótano en donde nos indicaron salían los minibuses a Pamukkale. Esperamos pocos minutos hasta que el vehículo se llenara y salimos en búsqueda del “castillo de algodón”. El recorrido dura unos 30 minutos y nos recomendaron que bajáramos en la puerta norte de Hierápolis de tal manera que descendiéramos por toda la ciudad antigua y termináramos nuestro recorrido en la parte baja luego de pasar por las piscinas termales y nos diéramos un delicioso baño en sus aguas. Si lo hacen al revés les tocará subir y luego bajar y tomará más tiempo.

En nuestro recorrido desde la Puerta Norte visitamos primero la gran necrópolis de la ciudad, donde se pueden ver más de 1200 tumbas y enormes sarcófagos dispersos; La puerta de Plutón, también conocida como «puerta del inframundo», donde se dice que eructaba el aliento de la muerte, matando a todos los que estaban a su alcance; la puerta de Frontino, una hermosa puerta romana de tres arcos que da paso al Ágora, la plaza de la ciudad; el templo de Apolo, construido en el siglo II d.C sobre un templo griego anterior, estaba dedicado al dios de la mitología griega; el gran teatro del siglo II d.C que albergaba a más de 15 mil espectadores y que se encuentra en buen estado de conservación gracias a su reciente reconstrucción.

Al finalizar el recorrido de Hierápolis, llegamos al momento más esperado, el de caminar descalzos sobre el castillo de algodón y bañarnos un rato en una de sus piscinas. Hace unas décadas atrás, en Pamukkale se habían construido hoteles en su parte más alta, el mal accionar de los empresarios hoteleros y los turistas terminaron por arruinar en su gran mayoría las piscinas termales naturales (al llenar sus piscinas con las aguas termales, verter aguas residuales, caminar descontroladamente sobre el travertino y pasear en bicicleta y en moto sin ningún control). En 1988 la UNESCO se involucró y convirtió este increíble lugar en Patrimonio de la Humanidad, con esto se ha logrado ir restaurándolo y recuperándolo para beneficio de todos los vecinos de la zona que pueden recibir miles de turistas al año de una manera más responsable.

Hoy en día se controla mucho el ingreso de los turistas, no se puede caminar con zapatos sobre el travertino y solo hay un par de piscinas artificiales en las que los turistas nos podemos bañar, así y todo, la experiencia es muy agradable y vale muchísimo la pena dedicar al menos un día en este destino. En este lugar también es posible volar en globo aerostático.

Esa tarde, luego de una hora más o menos de estar metidos en las aguas termales, volvimos a Denizli, nuevamente en el minibús que pasa cada 30 minutos aproximadamente. Llegamos a la estación de buses justo a tiempo para recoger nuestras maletas y tomar el bus que en 4 horas nos llevaría a Antalya en donde iniciaríamos nuestro recorrido de 8 días en auto por la Costa Turquesa del Mediterráneo.

DATOS UTILES

Transporte: entre le bus que nos llevo desde el aeropuerto de Denizli a la ciudad y la minivan a amukkale gastamos 26 liras (4 usd).

Dónde dejar las maletas: Si como nosotros que teníamos un viaje posterior de 8 días tienes mucho bulto y no dormirás en Pamukkale ni Denizli, puedes dejar todo en el servicio de guardia de la estación de buses. Ya no recuerdo muy bien el precio pero fueron menos de 20 liras por maleta.

Entradas: se paga una sola entrada tanto para Hierápolis como para Pamukkale. El costo es de 110 Lt (13 usd).

Dónde comer: se puede comer en el pueblo de Pamukkale, hay comida y bebidas dentro del sitio arqueológico pero es más caro.

Vuelo en Globo: Nosotros no realizamos esta experiencia sin embargo revisando precios actuales van desde los 60 a los 170 dólares , dependiendo del tiempo de vuelo (2 o 3 horas), y la agencia. Nosotros creemos que para este tipo de experiencias es mejor no escatimar en costos y buscar una agencia que nos asegure seguridad ante todo. La recomendación es buscar directamente entre las agencias locales.

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